El conflicto de intereses que enfrenta a la fabricante de neumáticos Bridgestone con sus trabajadores se sigue agudizando y preanuncia un escenario similar al que estalló en 2022, con medidas de fuerza de largo aliento y problemas de abastecimiento para todo el sector automotor.
Ahora, la Secretaría de Trabajo de la Nación adoptó una medida que puso al Sindicato en estado de alerta y movilización, con posibilidad de convocar a medidas de fuerza en lo inmediato: convocó para este lunes 20 de enero a una audiencia en la que analizará un pedido de la multinacional para volver a implementar el Procedimiento Preventivo de Crisis.
Este régimen de emergencia, que Bridgestone ya utilizó en 2024, le da a la compañía un marco legal para aplicar un plan de ajuste en sus niveles de producción y empleos.
La medida de Trabajo llevó a que el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (Sutna) denunciara la complicidad entre la empresa y el Gobierno para legitimar un pedido que “se debería descartar de plano por ser un acto de ilegalidad anti obrero”.
“Bridgestone Argentina, de forma totalmente improcedente, pide una extensión del fraudulento Procedimiento Preventivo de Crisis ya cerrado, anuncia su intención de ejecutar 290 nuevos despidos y la ruptura del Convenio Colectivo de Trabajo aumentando irracionalmente los ritmos de producción e implementando una rebaja salarial mediante la eliminación de todo tipo de adicionales”, señaló el Sutna en un comunicado.
“Exigimos se desestime este absurdo pedido de extensión, anunciamos que se responderá con dureza en forma colectiva todo intento de despido, y que no se aceptará quita de derechos alguna”, remarcó.
Voceros de la compañía consultados sobre este intento de reabrir el PPC remitieron su postura al comunicado oficial difundido recientemente: “Bridgestone Argentina ha solicitado la ampliación del Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) presentado en su momento al Ministerio de Capital Humano, comunicando el objetivo de reducir la producción para cumplir con la demanda esperada para 2025, asegurando el cumplimiento de nuestros acuerdos comerciales actuales. Estamos decididos a minimizar el impacto que esta decisión tendrá en nuestros colaboradores, clientes y la comunidad”.
Además, la empresa fundamentó este pedido en una situación que tiene como antecedente el extenso conflicto sindical de 2022, que deterioró la base exportadora de su negocio y que todavía tiene repercusiones en su operación: “El negocio y el mercado son desafiantes y las perspectivas para 2025 parecen aún más difíciles, lo que obliga a ser realistas sobre la situación actual de la empresa y evaluar los posibles pasos que se pueden tomar para optimizar la estructura y repriorizar proyectos clave”.
En ese sentido, añadió que “después de una planificación exhaustiva para asegurar la vitalidad a largo plazo de la compañía, Bridgestone ha evaluado cómo implementar mejor las medidas de reducción de costos, incluyendo reducciones de personal en sus operaciones corporativas, de ventas y de manufactura en toda América”.
Bridgestone se concentra en el mercado local y resigna exportaciones
Bridgestone fabrica neumáticos en su planta de Llavallol, provincia de Buenos Aires, donde trabajan 700 personas y cuenta con cuatro líneas de producción (autos, camionetas, agro y off road). De allí sale la producción que abastece al mercado local y también una porción que se exporta.
Según argumentó oportunamente la empresa, todos los acuerdos de exportación que tenía firmados para proveer a destinos como Brasil y Estados Unidos se cayeron en los últimos dos años por incumplimientos forzados por los conflictos gremiales. Y ahora enfrenta 2025 sin acuerdos de exportación vigentes. Por eso, decidió concentrarse sólo en el mercado local de reposición y la industria automotriz.
Bridgestone es, junto a Fate, uno de los mayores fabricantes de neumáticos de Argentina. Ambas empresas pidieron en octubre del año pasado al Ministerio de Trabajo la instrumentación del Procedimiento Preventivo de Crisis, que fue concedido y le permitió a Bridgestone reducir su plantel en 450 personas.
En ese momento, Bridgestone argumentó: “A partir del extenso conflicto gremial del 2022, sufrimos una pérdida de confianza corporativa que generó la transferencia del volumen de exportación de Argentina a otras plantas de la región. Como consecuencia, hoy estamos exportando solo el 10% de lo que proyectábamos”.
Según las cifras provistas por la empresa, a principios de 2022 sumó nuevos acuerdos de exportación por más de 1,2 millones de neumáticos al año. Pero no pudo cumplir las cantidades prometidas y los acuerdos se cayeron. Y responsabilizó por ese incumplimiento al conflicto sindical que se extendió por 5 meses. Además, aseguró que nunca pudo recuperar la productividad previa al conflicto, ya que pasó de fabricar más de 12.500 neumáticos diarios a poco más de 10.000.
Ahora, con la configuración del nuevo escenario para 2025 la multinacional pide volver a obtener el paraguas del PPC para adaptar las operaciones en su fábrica de Llavallol y ajustar su dotación de empleados.
Desde el gremio rechazan el argumento de la empresa sobre el impacto del conflicto de 2022 y no descartan volver a los paros según lo que se decida en la audiencia del lunes próximo en la Secretaría de Trabajo.
Este escenario también reabrió una brecha en el frente sindical. Aunque por razones diferentes, Pedro Wasiejko, ex titular del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático y actual secretario General de la Federación de Trabajadores de la Energía, Industria, Servicios y Afines, cargó contra la conducción actual del gremio, a cargo del dirigente Alejandro Crespo, por el extenso conflicto de 2022, además de criticar al Gobierno.
Wasiejko resumió la historia del sector: “La planta de Bridgestone se instaló en Llavallol en 1932. La siguieron luego Goodyear, Pirelli y más tarde FATE desarrollando un sector del neumático potente en nuestro país hasta que en 1999, producto de las políticas neoliberales que implementaron Menem y Cavallo, Goodyear dejó de producir en Argentina y se perdieron 1700 puestos de trabajo. Luego se mantuvieron conflictos con las otras empresas y fue así que en 2001, para evitar el cierre de Bridgestone y luego de una lucha muy prolongada, desde el gremio que en ese momento me tocó conducir, logramos negociar una baja salarial a cambio de mantener los puestos de trabajo, pero a cambio también de incorporar la cláusula de participación en las ganancias de los trabajadores que a lo largo de estos años se logró cobrar en siete oportunidades”.
“Hoy volvemos a vivir las consecuencias de las políticas neoliberales que, al igual que Menem implementa Milei con el agravante de tener una conducción en el sindicato que tampoco defiende los intereses de los trabajadores”, remarcó.