El presidente de EE. UU., Donald Trump, anunció el martes que su Gobierno le pedirá a la Corte Suprema que acelere un fallo. Esto, después de que un tribunal federal de apelaciones declarara ilegales los aranceles globales que impuso, escudándose en una “emergencia económica”.
El fallo judicial
La semana pasada, el Tribunal de Apelaciones del Circuito Federal dictaminó, por siete votos contra cuatro, que Trump usó mal la ley de emergencia para poner gravámenes a países de todo el mundo. El fallo confirmó una decisión previa del Tribunal de Comercio Internacional, aunque los jueces permitieron que los aranceles siguieran vigentes mientras el caso avanza en la justicia.
“La ley le da al presidente una autoridad importante para actuar en una emergencia nacional, pero no incluye explícitamente el poder de imponer aranceles o gravámenes”, decía el dictamen.
Hablando con periodistas y en una entrevista de radio, Trump defendió la legalidad de sus medidas y advirtió que, si caen los aranceles, Estados Unidos podría “terminar siendo un país del Tercer Mundo”.
“Veremos una repercusión como quizás nunca antes se ha visto”, afirmó, anticipando un fuerte impacto económico si la Corte Suprema no le da la razón.
El mandatario también sostuvo que el mercado bursátil “se dispararía” si el fallo le es favorable y advirtió que sin los aranceles el país sería visto como “débil, patético y no rico” ante el resto del mundo.
Los aranceles globales fueron una de las principales banderas económicas de Trump, quien los considera clave para proteger a la industria estadounidense de la competencia internacional. Sus críticos, sin embargo, dicen que encarecen los costos de importación, afectan a los consumidores y complican las relaciones comerciales con socios estratégicos.
El futuro de la política arancelaria de Trump ahora está en manos de la Corte Suprema, que tendrá que definir si el presidente actuó dentro de sus atribuciones o si se excedió en la autoridad que le dio el Congreso.